Existen
importantes restos del Paleolítico inferior en el río Somme y
los Pirineos tradicionales (hombre de Neandertal), así como en La Chapelle-aux-Saints, Le Moustier y La Ferrassie. Del Paleolítico superior hay abundantes
vestigios de los hombres de Cro-Magnon, Grimaldi y Chancelade,
datados en unos 25 000 años de antigüedad, los cuales están ubicados en el
valle de Dordoña. Entre las más famosas pinturas rupestres del
mundo están las de Lascaux y de Font de Gaume, en los Pirineos
franceses.
En el Mesolítico algunas
actividades agropecuarias fueron reemplazando en importancia a las cuevas, y en
el Neolítico (desde el III milenio a. C.)
surgió la cultura megalítica (que empleó menhires, dólmenes y enterramientos).
Desde alrededor de 1500 a. C. se
inicia la edad del bronce, desarrollándose rutas comerciales. Se ha
encontrado utillaje de la industria achelense del homo erectus de
hace 900 000 a 1 000 000 años en la gruta Le Vallonnet, en
el sur de Francia. La Edad del Hierro y
las culturas celtas se ubican dentro del I milenio a. C.
Las
fronteras de la Francia moderna (1810) son
aproximadamente iguales que las de la Antigua Galia, que
fue habitada por los grupos celtas conocidos
como galos, quienes fueron los habitantes de la región y casi
toda Europa central desde la prehistoria. Galia fue
conquistada por Roma y su líder Julio César (que
venció al jefe galo Vercingétorix) en
el siglo I a. C., y los galos adoptaron
el idioma romano (el latín, del
que evolucionó el francés junto
a la presencia de dialectos celtas como el bretón). El cristianismo enraizó
en los siglos II y III, y se estableció firmemente durante los siglos V y VI,
en aquella época Jerónimo de Estridón (San Jerónimo)
escribió que Galia era la única región «libre de herejía».
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